"Yo te contaré cada día un cuento, y tu me regalarás tu mirada"

lunes, 15 de abril de 2013

Abril en mi espalda


Y de repente no había ni un solo camino ante mí. Cuando estaba a punto de echarme a llorar me dí cuenta. No era verdad, no habían desaparecido los caminos, era más sencillo, simplemente todo se había transformado en un único e inmenso camino, y dejé de escuchar la voces.
Me llamaron insolidario, pero no les escuché. Me llamaron arrogante, pero no les escuché. Y seguro que me llamaron muchas más cosas; pero un silencio que abarca desde los ojos a las manos no deja pasar el más mínimo sonido. Caminé. Sentía mis pies pisando la tierra húmeda. Sin ir a ningún lugar, caminé. Siempre se llega cuando no hay un motivo para ello. Ante mí el infinito y demasiado tiempo para recorrerlo. Llegué a uno de sus extremos y apoyé mi espalda sobre él. Nada. Sin descansar. Un camino infinito no necesita descanso, ni señales, ni más meta que la mecánica precisión de dos piernas.
Arrastrando mis pies para producir polvo, porque ni la muerte pasa por estas tierras, deambulé durante días bajo un sol rectilíneo que no dejaba de iluminar este infinito circular. Sin meses, sin estaciones, sin ninguna necesidad de ellas, y con la convicción de quien sabe que no está solo desde que no oye voces. Llegué a otro de sus extremos y sentí miedo. Nada. ¿Si no había nada en ninguno de sus extremos cuál sería mi final? Hace tanto que no anochece. Tanto tiempo que mi piel no siente el frío del invierno. Ayer, entre un momento sin tiempo y un recodo, me pareció ver que se habría un sendero a la izquierda y escuchar como un murmullo al fondo. Rápidamente cerré la puerta, y de nuevo el silencio reparador.
El infinito hay días en que parece que se contrae, que acabará por ser tan solo cuatro paredes y una ventana al este. Otros días el agua está a no más de treinta metros, pero mis piernas aun son jóvenes, o por lo menos engañan a mi cuerpo haciéndoselo creer. Y otros, estos son los peores, las voces parece como si quisieran abandonar todos y cada uno de los caminos donde viven y venirse a vivir a este camino sin límites donde solo mis pasos dejan alguna huella.
Bajo las persianas y me siento en el sofá, en mitad de este hermoso páramo. Debe de ser abril en algún sitio.

Y ahora escucha esto...

sábado, 6 de abril de 2013

La desaparición

No escribo más.  

                    o escribo más.

                                        cribo más.

                                                                         más.

                                                                                                                .

Sueño

Sueño