"Yo te contaré cada día un cuento, y tu me regalarás tu mirada"

martes, 9 de octubre de 2012

Ella le dijo que no quería sexo

Ella le dijo que no quería sexo, que quería amor, y él le escribió un poema:

Trabajo para el tiempo y mi trabajo
Deja caer ríos de sudor entre tus pechos.
Trabajo en el ocaso, cuando el duende perverso
Guía mis manos por las sombras de tu cuerpo.
Trabajo hasta el cansancio, hasta la muerte,
Visitando sin medida tus medidas,
Devorando con mis labios tu cintura,
Llamando a cada puerta de tus miedos,
Tejiendo entre tus piernas.
Trabajo, y mi impaciencia, con mesura,
Busca entre tu aliento el corazón.

Y ella le dijo que no quería sexo. Se lo dijo sin mirarle a los ojos. El la miraba desde un lugar sin intenciones. La miraba a los ojos, no al deseo, no a lo innombrable, la miraba a los ojos; pero ella seguía repitiendo una y otra vez aquella frase.
Él recordó algún verso suelto de Benedetti mientras acababa de ponerse los pantalones. Se coló por el cuello con cansancio la camiseta, suspiro, un suspiro siempre va bien en cualquier ocasión, mientras ella repetía la frase como en un eco que no encuentra un monte en el que repetirse.
Se puso los zapatos, le tocó un tobillo sin doble sentido, y salió de la habitación llevándose todo su amor y un poco de sexo que nunca pasaría a la historia.

...y ahora escucha esto.

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