"Yo te contaré cada día un cuento, y tu me regalarás tu mirada"

sábado, 3 de diciembre de 2011

Me dijo tantas veces que no me amaba

Me dijo tantas veces que no me amaba, que al cabo le resultó un problema. Cuando alguna lágrima llegaba a sus ojos pensando en mí, no sabía el por qué. Cuando un nudo, uno de los pequeños, de los que no son de marinero, se instalaba en su estómago o en su garganta, al leer mis poemas, pensaba sin mucha fe “me habré constipado”; pero esta excusa servía poco en agosto. O cuando de repente el deseo, todos sabemos de la informalidad del deseo, se presentaba en el momento menos esperado, pero no solo en la entrepierna como es costumbre, sino que se daba un paseo por el corazón, y llegaba con un lágrima y un nudo pequeñito gritando que era por mí; entonces no era mala excusa estar en primavera por aquello de la sangre, y porque cuantas menos explicaciones se tuviese que dar mejor.
Yo sin embargo el primer día, mirándola a los ojos, ya le dije “te amo”, por si acaso. Porque uno ya sabe que pasa con estas cosas. Por eso sé que el día que llegue una lágrima pensando en ella será porque se ha ido. O que si un nudo, pero de los grandes, de los que pueden acabar convirtiéndose en un dolor crónico por la ausencia, se instala en mi cuerpo, porque será de cuerpo entero, sabré que ha sido por lo mucho que ella me amaba. Y cuando me llega el deseo, aunque alguien que siempre vive aquí no llega, simplemente da los buenos días, no necesita pasar por mi corazón ni por mi entrepierna, tan solo saluda, se quita la ropa sin cuidado dejándola esparcida por la habitación y la busca.
Así que ahora, cuando hacemos el amor, ella nunca me dice que me ama, no está bien mentir en momentos tan especiales. Tan solo sonríe, como un ángel, y a veces ríe (aun no tengo claro el por qué), y se pierde en suspiros, sin amor claro, y en gemidos, sin amor y sin precaución, porque llena de gemidos la cama, envolviendo mi cuerpo y mi deseo. Yo tampoco le digo que la amo, para que. En esas situaciones, mi deseo y yo, estamos demasiado ocupados para perder el tiempo en poesía. Puede que seamos algo insensibles, aunque la sensibilidad en esos momentos va por barrios.

Y ahora escucha esto...

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Sueño

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