"Yo te contaré cada día un cuento, y tu me regalarás tu mirada"

miércoles, 9 de mayo de 2012

¿Sabéis?

¿Sabéis?, era un hombre bueno, aunque a veces cometía alguna que otra pequeña maldad. Era sabio, pese a que se equivocó en más de una ocasión, no era infalible
.
Era un hombre al que la sonrisa le acompañaba veintitrés horas al día, queda claro que una hora su rostro parecía triste, o enfadado, o huraño. Era amable, siempre era amable. Puede que haya exagerado un poco, porque sus momentos de hosquedad claro que los tenía. Los menos, en meses podían contarse con los dedos de una mano, pero los tenía. Era un hombre que amaba a una mujer, sin elegirlo, ni sexo, ni edad, ni color del pelo, simplemente sucedió y amaba a una mujer; pero no era un hombre perfecto y mujeres hay tantas. No mentiremos diciendo que solo la amó a ella, no fue así. El camino es largo, las tentaciones, sin diablo, son tantas, que no pudo evitarlo a veces. Y amó a otras mujeres, y alguna de ellas también lo amó a él, cosas que pasan. Era un hombre joven, aunque algunas canas en su pelo se empeñaran en decir que no. Y algunas arrugas en sus ojos, de reír, ya sabéis. Y algún pequeño dolor en más de un hueso, normales de la vida, que no de la edad; pero era un hombre joven.

Además era humano, por lo que no le faltaba de nada. Contradicciones, falsas apariencias, defectos varios achacables a la moda, al tiempo, al espacio, a la vida. Y más de un tic tanto físico como mental. A fin de cuentas era un hombre y sin embargo…
Sin embargo cuando se le preguntó a la gente esta contestó: es un hombre que comete maldades, que se equivoca, que a menudo parece triste, enfadado, huraño. En ocasiones es hosco. Y por si fuera poco amó a varias mujeres y algunas de ellas a la vez. El viejo, el muy viejo.

Ya veis, cuestión de enfoque, porque a fin de cuentas solo era…un hombre, puede que un hombre bueno, puede.

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