"Yo te contaré cada día un cuento, y tu me regalarás tu mirada"

jueves, 12 de enero de 2012

Estas son mis manos

Estas son mis manos. Sé que al mirarlas pueden parecer vacías, pero no es así. No imagináis cuantas veces han andando por la espalda de una mujer. Ni con la dulzura  con la que han acariciado más de un cabello. Nunca podríais imaginar con que facilidad han pasado de la rudeza del trabajo a la caricia sin pedir permiso, ni las veces que han salido de mis bolsillos, incluso en días de frío, de mucho frío, para buscar el calor de una piel que tuvo a bien acercarse a ellas.
Estos son mis ojos. Si, puede que sean miopes, demasiado miopes, y puede que la culpa la tenga la mirada. ¿Cómo culpar a unos ojos si trabajaron sin descanso para acumular belleza? Días de amapolas y caderas, días de atardeceres y pechos de trigo, días de oscuridad y miel. Y ellos, como dos infatigables obreros de la mirada, no dejaron escapar ni una sombra, ni un suspiro, ni una curva, fuese del camino o de la carne. ¿Cómo culparlos entonces del cansancio y sus defectos?.
Estos son mis labios. Ahora están secos, ya sabéis, el tabaco y este extraño tiempo que hace tanto que no trae la lluvia; pero bastará que se acerquen otros labios a la distancia de la intención y la saliva los dorará, convirtiéndolos en un manantial de agua y besos. Y no pondrán reparo a otros labios, ni a otros pechos, ni a otros valles o montañas. Serán labios de hielo si han de calmar el fuego de otros labios más ardientes O labios de trigo, si otros labios quieren que forjemos el pan. O serán labios sin nombre, si una noche, una calle perdida entre calles, y una mujer sin fecha, viene a buscarlos.
Y este soy yo. También al mirarme puede que me parezca demasiado a nadie. Pero a fin de cuentas soy un nadie con unas manos infatigables, con unos ojos que todavía soportaran más cansancio, y con unos labios que siempre han preferido al beso a la palabra. Mañana, cuando despierte y el sol entre por la ventana de mi habitación, será lo primero que haga, mover mis manos, para intentar agarrar el día con fuerza, abrir mis ojos, para que la oscuridad que siempre hay en mi alma se funda con la luz, y pasar la lengua por mis labios, salvo que otros labios hagan ese trabajo por mí.

---y ahora escucha esto.

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