"Yo te contaré cada día un cuento, y tu me regalarás tu mirada"

martes, 17 de enero de 2012

Yo sabía que era prescindible desde el primer día

Yo sabía que era prescindible desde el primer día. Puede que fuese porque nunca sentí que tu mirada me atara, o que la mía lo hiciese. O puede que la culpa la tengan los besos, los que no nos dimos, porque los que nos dimos estaban dados. Quizá, forzando mucho la memoria, encuentre un par de segundos de duda, un par de segundos donde pudo ser, donde quizá, solo quizá; pero mi memoria es tan corta, y tu silencio tan largo. Y es así que nunca me abandonó esa extraña sensación de prescindible, lo intenté todo. Te leí algún poema, de los mejores, te presenté más de una canción que hubiese hecho llorar de amor a cupido, busqué entre mis caricias, las más tiernas, las más dulces, y las dejé ir sobre tu espalda, sobre tu cara, sobre tus pechos, y se murieron de pena, como murieron las letras del poema y las notas de las canciones, de pena.
Intenté adivinar, desde mi pasajera posición, que hacía que otros fueran necesarios. Su talento, su belleza, su juventud, no podía luchar con eso, y mis besos no ocultaban mi torpeza, ni mis manos los años que ya vivían en ellas, ni mi rostro su tristeza.
Yo sabía que era prescindible desde el primer día, si, sé que tarde casi un año en darme cuenta, mucho tiempo. Mucho tiempo para irse, y mucho para quedarse. Mucho tiempo para un solo beso, y sin embargo tan poco para un sueño. Probé con una lágrima, si una no conseguía cambiar nada de nada servía el llanto incontrolado; probé con la sonrisa, y se quedó helada en mi boca; probé con la mirada, pero unos ojos que no tienen color, y una celda de hielo, son mal comienzo para la eternidad. Probé, juro que probé, y no sirvió de nada, acabé, como ya sabéis, siendo prescindible, olvidado en un sofá lleno de pelos de gatos, acurrucado entre el oeste y un punto cardinal donde nunca da el sol. Al mirar hacia atrás veo una espalda, al mirar al futuro una espalda, y en medio el viento que levantan los ángeles cuando alzan el vuelo, y en medio de ese lugar sin nombre yo, solo yo.
Yo sabía que era prescindible, pero la sabiduría nunca fue mi fuerte, ni la sorpresa, aunque la resignación se empeñe en hablarme al oído con dulzura.

Y ahora escucha esto...

1 comentario:

  1. "Mucho tiempo para un solo beso, y sin embargo tan poco para un sueño."

    :o) lo ame...

    ResponderEliminar

Sueño

Sueño