"Yo te contaré cada día un cuento, y tu me regalarás tu mirada"

jueves, 15 de septiembre de 2011

Esa sensación


La volvió a besar, y sintió de nuevo esa sensación de que el beso llevaba un mensaje. Miró sus labios, no había nada escrito. Pensó que sólo eran imaginaciones suyas y de nuevo la beso. Si, estaba seguro de haber escuchado aquella voz. Le decía a cada beso "¿será este el último beso?", y volvía a nacer en él la necesidad de besar aquellos labios. No le era desconocida la voz. La había escuchado al tocar sus pechos, al sentir sus caderas, al pasar sus manos por la espalda de ella, al sentirse dentro de ella. Siempre una frase que comenzaba igual "¿será esta la última...?". Puede que fuese de allí de donde naciese la necesidad de un beso más, de una caricia más, de un gemido más. Las despedidas eran eternas y sin embargo a él siempre le parecían comprimidas en un único segundo. Un segundo donde la mayor parte del tiempo escuchaba aquella frase.
Hoy también se ha ido. También he estado buscando besos en su boca como si ese fuese el alimento que me mantendrá vivo hasta la siguiente vez. También la he deseado como hace mucho que no deseaba a una mujer. Pero hoy no he escuchado la voz. Hoy, entre uno de los últimos besos y el beso que servirá de puente hasta que vuelva a verla, otra voz, una que no venía de un lugar indefinido como suele venir, una que venía de algún sitio cercano al corazón, le ha dicho "este no será el último,  y aunque lo fuera, cualquiera de los besos, hasta el más pequeño, habrá valido la pena". Y él sabe que es así, que tener el milagro de aquellos labios esperando para un beso vale la pena. Que verlos venir en busca de un beso vale la pena. Que...hasta la ausencia vale la pena, porque la ausencia no trabaja para el olvido. La ausencia se sienta en su vieja silla, coge lo mejor de su intención y de la intención de ella y teje besos sin descanso. Este para la próxima vez, este para cuando lo mire con vergüenza, este...este me salió con demasiado aliento, este será para cuando el orgasmo llene de aire sus cuerpos y su deseo, este... este para un momento de silencio, cuando ambos se queden callados, mirándose, y sea preciso un beso que diga lo que ellos no dicen. Y este, que no tiene nada que envidiarle al mejor de los besos, este es solo para él, lo usará cuando escuche de los labios de ella que lo quiere, o que allí, junto a él, es donde quería estar.

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Sueño

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