"Yo te contaré cada día un cuento, y tu me regalarás tu mirada"

sábado, 17 de septiembre de 2011

Mi segunda alma

Y un silencio, cuyos únicos límites eran la eternidad y el infinito, se instauró en mi mundo cubriéndolo todo. Atrapó cada sonido convirtiéndolos en fantasmas. Y fabricó espejos donde el frío era incapaz de devolver un reflejo y mucho menos un eco. Y bastó un susurro de ella. Y el silencio ya no era. Y una oscuridad, donde el negro siempre era un color demasiado parecido a la luz, se coló derramándose desde mis ojos e iniciando un camino que no tenía fin. Negro el horizonte, negro un pasado que hace tiempo dejó de trabajar en aras de un futuro, negra la sensación de ser hijo de aquella oscuridad, un hijo pródigo que sería capaz de mantenerla siempre en el alma. Y abrió los ojos, solo una vez, bastó que sus párpados rasgaran el aire para que la oscuridad se perdiera en un torrente de recuerdos que iba a morir en la memoria. Y una melancolía que nunca caminaba en soledad. Que trajo de su mano la pena, el hastío, el abandono. Que fabricó miles de caminos donde jugaba a dejarme abandonado cada mañana. En tiempos donde el silencio y la oscuridad eran sus aliados. Que volvía cada noche con la promesa de ser la última, y nunca era así. Que cubrió de lágrimas mis manos, mis pies, que llenó mi aliento de un sabor amargo cada vez que sus labios rozaban los míos. Y bastó su recuerdo, la esperanza de su vuelta. Y todos los caminos se juntaron en uno. Y todos los sueños se juntaron en uno. Y todas las lágrimas se convirtieron en un río. Y desde la orilla vi marchar en un barco de olvido a la melancolía. Y una soledad, solo una. Una que se equivocó de enemigo. Una que creyó que en mi alma quedaba sitio para ella sin comprender, sin saber que ya hace tiempo que compré otra alma el diablo porque ella ya llenó la mia.

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Sueño

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