"Yo te contaré cada día un cuento, y tu me regalarás tu mirada"

miércoles, 7 de marzo de 2012

De la serie "gafas azules": Ruiz Jiménez

Me alimento de sueños, y últimamente como poco. Puede que por eso sienta esta opresión en el pecho, tabaco aparte, y este cansancio en las piernas, y esta dejadez en el alma. Y dicho esto pensó que ya no tenía nada más que decir y echó a andar. Recuerdos. ¿Y no hay manera de que te quedes?, y juraría que la pregunta era sincera. Un último vistazo al mar, para guardarlo en un rinconcito junto con los almendros, las amapolas y secano arriba hasta las estrellas. No hay llanto, ¿para qué?, si las puertas giratorias se inventaron para eso, para no cerrarse nunca y no dejar nunca que se tenga la certeza de la marcha. Aun así empujo, en mi imaginación, una silla de ruedas, y se me cansan los codos del recuerdo, y las muñecas, y la risa, sobre todo la risa.  ¿Sonríes?, te haría una proposición honesta, ya sabes, de sexo pero honesta. Eres tan guapa. Y yo estoy tan solo en esta mañana donde un café y la brisa son mis únicos compañeros. Pero no te la hago. ¿Educación?, ¿vergüenza?, ¿miedo?, si, pero a que me digas que sí; porque hay labios para la mentira, para el susurro, para la despedida, y los tuyos, para los besos, puede que para los míos. Y doy un bocado al día antes de que llegue la “destrussión” y se lo lleve. Total un día menos que febrero, tampoco es tanto. Cuestión de tiempos, de monosílabos, de gafas azules y sobrepeso en la esperanza, de agarrarse a la vida con las pocas fuerzas que dejó la ausencia, de dientes, demasiados dientes para tan poco hambre, de manos volando hasta el infinito de una imaginación que no comprendo, de mí.
Y regreso a la filosofía, si cierro un ojo no me ve. Te veo, siempre te he visto, en mis sueños, en mi impotencia, en mi rabia, en la orilla del camino mientras vagaba buscándote, y ahora te vuelvo a perder. Planto sueños, esperaré, sé esperar, siempre he estado esperando. En mayo, cuando el olvido haya tenido tiempo de ordenar los recuerdos, os traeré en la flor del limonero. Cerraré un ojo, moveré mis brazos como si moviese las ruedas del mundo, volaré mis dos manos camino al infinito, me pondré mis gafas azules, sacaré mis dientes al sol, si se acerca mucho me lo como de un bocado, y juntaré mis labios por si los tuyos han perdido un beso y coincide que vino buscando los míos. Por lo demás aun es marzo y sigo sin encontrar el final del camino.

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Sueño

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