"Yo te contaré cada día un cuento, y tu me regalarás tu mirada"

jueves, 8 de marzo de 2012

"En todas las que eres" ... repetición, hoy y siempre.


Hace tiempo, mucho tiempo, conocí a una mujer. La llamaremos Madre. Y Madre fue la voz y el alimento. El fuego en el invierno, la guarida en la derrota. Creí, a veces, que Madre era la magia, volvía y siempre estaba, estaba en la mañana con el alba, en medio de los días que pasaban, al filo de las noches. Jugábamos a hacer que yo crecía y ella me acompañaba. Si yo lloraba, lloraba, si reía se reía, si miraba en la ventana ella venía y me explicaba la luna. Y Madre era feliz si yo lo era, y no pedía nada, si acaso besos sueltos.

Luego pasaron los años. Pocos, la verdad. Y conocí a otra mujer. La llamaremos Compañera. No, no hablaré de ella. Os diré algo de mí, de cómo en compañía fui aprendiendo a ser bueno. De lo que cuesta olvidar mucho de lo aprendido. De las mentiras que traía conmigo y no eran ella. De cómo cada día pierdo algo y encuentro un tesoro entre sus manos. Y ahora sí, hablaré de ella: El sol, la madrugada, la amapola, el agua que derraman tantas fuentes...todo es ella, la risa de esos niños, ese grito, las letras con que armo estas palabras, la brisa que ahora juega con mi pelo... todo es ella. Y si hay algo escondido en algún sitio, si no es ella  es nada, ni seré yo tampoco.

Yo me quedé sentado y Compañera sacó de su chistera una sonrisa, y luego una paloma, y al tiempo puso flor en los almendros. Y cuando ya creía que se acababa el juego me regaló la vida. La llamaremos Hija. La llamaremos luz, ella es de agosto. Y tiene como un dejo a siempreviva, como un sabor a sueños y mañana. Y va desde mis manos a sus ansias, y vuelve y me regala algún mañana, y duerme en mis palabras. E Hija es sólo Hija y es de ella, y así quiero que sea. Como Madre era Madre, y yo soy Compañera.

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