Te miro la mirada,
no los ojos,
y me pierdo en un mar
hecho de llanto.
Te beso la intención,
que no los labios,
y se llena de pasos mi deseo,
y camino sin rumbo
por tu cuerpo.
Te nombro, no te tengo,
te imagino,
y mis manos se llenan de tus pechos,
mi sudor resbala por tu espalda,
y mi aliento se esconde
entre tus dientes.
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