"Yo te contaré cada día un cuento, y tu me regalarás tu mirada"

jueves, 9 de junio de 2011

Tengo que hablar seriamente con el arquitecto que construyó la casa de mi vida. Ya hace tiempo, demasiado, que me paso el día arreglando historias. Las ventanas cierran mal, y cuando vengo de atrancar una ya se me ha colado alguien por la otra. Si, no tendría mayor importancia, no al menos si fuese yo quien decidiera cuando entran y cuando salen; pero es que últimamente, cuando ya me siento cómodo con el nuevo extraño, basta un leve descuido, el más tonto de los descuidos, pongamos por caso que algún escalón de la escalera hace ruido y he de ir a arreglarlo, para que al volver el extraño se haya ido por alguna otra ventana mal cerrada, o por una de las grietas que se han formado en la parte norte. Sé que puedo hacer remiendos, pero no pasan de ser eso, remiendos. Yo estoy cada vez más viejo, más lento, más torpe, y en cambio la casa es más propensa a sufrir desperfectos. Ayer, sin ir más lejos, cuando estaba preparando la mejor de mis comidas para un extraño más, mientras buscaba en el cajón de las especias un poco de nuez moscada, escuché un portazo, porque la puerta cierra mal y hay que darle fuerte para que cierre. Volví corriendo al comedor, aunque a mi edad “corriendo” ha tomado un nuevo matiz demasiado cercano a “con torpeza y lentitud”, y al llegar ya no había nadie allí. Comer solo ya no es una agradable aventura, no a mi edad. Comer solo se asemeja demasiado a la última comida de un preso condenado a muerte. Y sé que no es así, que bastará una seria, muy seria, conversación con mi arquitecto. Suponiendo que no tenga demasiado trabajo también en su casa; porque él ya casi es de mi edad, apenas unos meses menos, los que tarde en darme cuenta de quién era yo y de quién era él.
Oigo ruidos en el altillo. Puede que vuelva. Puede que haya olido la comida. O puede que se esté resquebrajando también el techo. Si eso ocurre tendré que prepararme para un duro invierno. Poca gente se acerca a una casa casi derruida, por mucho que la pinte cada año.

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Sueño

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