"Yo te contaré cada día un cuento, y tu me regalarás tu mirada"

domingo, 17 de julio de 2011

Hoy es domingo

Hoy es domingo, lo dice el calendario, y siempre me fié de él, sin embargo yo soy martes. Ya sabéis, un día de esos intrascendentes, de comienzo de semana pero sin ser el primero. De los que ya hablan de que la semana se va a ir terminando pero desde el que aun falta mucho. Martes, un día que trabaja para el olvido. Mañana será lunes. En principio un mal día. Vuelta al trabajo, cansancio, esa extraña sensación de estar perdiendo la vida en ocupaciones que nunca elegí y que nunca puedo abandonar a riesgo de perderme en un infinito de excusas. Lunes, un mal día, salvo que suceda lo que no tiene fecha. A veces puede ser un sabor a guirnalda en la boca, un gusto a fiesta que se instala allí sin pedir permiso y que hace que me pase casi todo el día sonriendo sin saber por qué. Entonces es una lástima que no sea domingo, que no suene música en la radio y tenga al tiempo esperándome a los pies de la cama con uno de esos relojes que pueden convertir las horas en años. O puede ser uno de esos lunes en que la mirada de una mujer se perdió hace justo un día, un domingo que también fue martes para ella, y me encuentre paseando por cualquier calle. Con una de esas miradas es obligado pararse a hablar un rato, lo justo para saber si ese rato serán apenas unos minutos o prometen algo más. A veces prometen un beso, uno solo, de soslayo, porque un beso que viene de una mirada tiene muchas posibilidades de ser de soslayo. Pero si la mirada se mantiene, si cuando se cruza con una mía, una que no es de martes, porque de repente todos los días son domingo, se mantiene, entonces el beso se convierte en dos, en mil, y tienen la capacidad de acordarse de que tengo brazos y, claro, unos brazos bien educados nunca rehúyen un abrazo, por largo y peligroso que sea.
Pero de momento, y durante unas diez horas, es domingo y yo soy martes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Sueño

Sueño