"Yo te contaré cada día un cuento, y tu me regalarás tu mirada"

miércoles, 20 de julio de 2011

A veces los ángeles nos sorprenden

A veces los ángeles nos sorprenden. Aparecen de golpe, como los días de frío en el verano. Uno no se da cuenta hasta que un silencio obliga a mirarlos a los ojos. Puedes encontrarlos sentados, en cualquier terraza de un bar, tras un café, o un té. Ellos nunca dicen que lo son, lo tienen prohibido. No levantan la voz, pero si sonríen se llena el cielo de flores que sólo tú ves. Si su sonrisa se convierte en pájaro, o carcajada, entonces esas flores se te meten en el pecho y, como los más expertos exploradores indios, aquellos de piel curtida y paso silencioso, buscan sin piedad tu corazón hasta que lo convierten en un jardín sin dueño ni medida. Otras veces simplemente aparecen en tu cama. Y un festín de carne y deseo se convierte en ternura. Entonces tus manos no son manos, son dos duendes que dibujan caminos sin principio ni final en la espalda del ángel. Ni su boca es un beso, un ángel no tiene espacio para un beso, entonces su boca es la mejor de las excusas para que tu boca deje que duerman allí los cientos de besos que has guardado, por si aparecía un ángel. Y es casi un sacrilegio que un ángel no pueda parar el tiempo, no pueda convertir un lecho en un mundo del que será imposible salir, o no sea capaz de desbordar sus miedos y dejar que un demonio, el más pequeño de los demonios, juegue en cada una de sus alas, hasta que el juego rompa en silencio.
A veces los ángeles nos sorprenden, desaparecen de golpe; pero nos dejan el aire lleno de un olor a plumas que no desaparece nunca. Entonces de nada sirve una ducha larga, ni limpiar nuestras ropas. Cuando un ángel ha rozado tu piel ya nunca será tu piel, será un anhelo casi infinito, una boca que abarca tu cuerpo y repite sin fin el nombre del ángel.
A veces los ángeles nos sorprenden, nos convierten en ángeles, y andamos sentados por las terrazas de bares, y sonreímos, y en días de flores reímos a carcajadas.

Y ahora escucha esto...

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