"Yo te contaré cada día un cuento, y tu me regalarás tu mirada"

viernes, 27 de mayo de 2011

Moriré, seguro, moriré.

Moriré, seguro, moriré. Lo más fácil es que sea en un mes de mayo, al amanecer, cuando las amapolas abran sus pétalos a la vida yo moriré. Será una de las mañanas más hermosas de los últimos años. Escuchareis el ruido del agua arroyo abajo. El aire hará que las hojas de los chopos brillen como hace tiempo no lo hacían. Y alguien se descubrirá con una lágrima en su mejilla mientras el sol de ese día de mayo rompe contra ella con el mejor de sus rayos.

No lucharé. En un día como ese es innecesario soñar. Uno no puede pensar en mejor día para morir. Nadie vendrá la noche anterior a velar mi sueño. Nadie susurrará en mis oídos una canción de cuna para que mi sueño sea el último y el mejor de mis sueños. Nadie. Pero yo lo sabré, porque la luna, mi última luna, me mirará a los ojos con un fulgor de plata como nunca antes me haya mirado. No le guardaré rencor, no se puede guardar rencor a la mujer que nos dio el mejor beso. Dejaré que su luz ilumine el camino hasta mi cama y me dormiré con ella. La dama de la oscuridad cerrará mis ojos como nunca antes los cerró. Ese día su mano será la más suave de las manos. Apenas sentiré sus dedos cuando se apoyen en mis parpados. Y su aliento será el más cálido de los alientos cuando se acueste a mi lado.

Moriré, seguro, moriré. Como he soñado tantas veces, en el más hermoso día de la primavera. Seguro que será en un mes de mayo. Y tal vez alguna lágrima refleje los almendros que habrán empezado a florecer por esos días. Y puede que alguna lágrima caiga en mis labios y seque la sed de un hombre que ha muerto en una hermosa mañana de mayo.

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Sueño

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