"Yo te contaré cada día un cuento, y tu me regalarás tu mirada"

viernes, 6 de mayo de 2011

Temblar

Temblar es cosa de niños, dicen. Pararse a mirar las flores, o los reflejos del día. Poder perderse en las tardes que van naciendo en abril y no pedir cuentas al tiempo. Sonreír ante los otros y no esperar nada a cambio. Cosa de niños la risa, y la sorpresa constante. La alegría en la mañana, y en la tarde, y en la vida.
Llorar es cosa de niños, eso dicen. Verter vida a borbotones, dejar que fluya la rabia en saladas gotas rubias. Entregarse a la locura del llanto sin compromisos, sin ataduras, sin dueño. No dejar que crezca el ansia, ni se acumule la bilis, derramarla en manantiales, desbocada, sin jinetes.
Amar es cosa de hombres, yo lo dudo. Yo te quiero como un niño, y te miro en el asombro, y te agigantas y vuelas, y te enredas en las flores, en las faldas de las nubes. Y escucho como tu boca dibuja en el aire besos, como sin darle importancia, como si tú no quisieras. Y veo el llanto en tus ojos, y más allá de tus ojos, y me guardo algunas lágrimas para mirar tu reflejo. Y como un niño tiemblo cuando descubro tu brisa, cuando me roza tu ausencia y descubro que no estás. Y lloro, si, como un niño, como un huracán de niños.
Y en tiemblos, lloros, y nada, se me va comiendo el tiempo. Y se me enreda en las piernas, en mis brazos, mi garganta, que seca y muda se esfuerza en, como siempre, callada mirar la vida.

Y ahora escucha esto...

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