"Yo te contaré cada día un cuento, y tu me regalarás tu mirada"

lunes, 16 de mayo de 2011

Tus ojos

Tus ojos. Tus ojos tiene todavía el rastro de todas y cada una de las lágrimas que han vivido en ellos. No importa si nacieron de las ausencias, o fue la ternura quien las trajo de su mano. No importa.
Tu boca guarda demasiados besos. ¿Crees que vale la pena? Un beso sólo es un beso cuando vive en el recuerdo de otro, mientras tanto tus labios se resecan una y otra vez, sin que seas capaz de entender por qué. Tu boca habla sin cesar porque no quiere decir lo que temes. Y l o que temes es un arco iris que nunca encuentra una gota de agua que le de sentido. Es pronunciar sin temor la palabra “deseo”; pero el deseo es más listo, y aunque tu boca no lo nombre encuentra sitio en tu mirada, y en tus pechos, y en tus miedos, y se lanza al vacío en espera de que hagas ese viaje con él.
Tus manos. Tus manos tiene el recuerdo impreciso de para qué fueron creadas. Sienten la falta incomprensible de una piel por la que recorrer un camino que las lleve hasta otros mundos. Hay días en que se mueven como ciegas en un aire que trae la fragancia de otras manos, esperando que ese aire se convierta en un abrazo que crezca hasta el infinito; pero no es así, prefieres meterlas de nuevo en tus bolsillos, de vuelta a casa.
Tu cuerpo sigue creciendo, alimentándose de imposibles. Y un cuerpo alimentado de imposibles es capaz de olvidar que no es nada sin otros cuerpos. Olvida la geometría, y unas caderas quedan abandonadas en cualquier esquina. Olvida la química, y la primavera nunca encuentra la sorpresa de la mirada en otros ojos. Olvida la literatura, y crea una y otra vez poemas que sólo tiene palabras y ritmo, unas palabras que nunca son el reflejo de una derrota o una victoria, porque nunca entras en batalla alguna; y un ritmo que añora el sudor, los gemidos, la calma.
Tus ojos, tu boca, tus manos, tu cuerpo, tú. El más hermoso de los lugares donde sólo falta la intención.

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