"Yo te contaré cada día un cuento, y tu me regalarás tu mirada"

domingo, 29 de mayo de 2011

Mi banco funciona bien.

Llevo poco más de una semana en el paro. Sí, sé que no es mucho, pero en estos tiempos de “crisis” el miedo es de los activos que más rento dan. Por eso decidí pasarme por el banco y ver que tal van mis cuentas, no es cuestión de descuidarse y encontrarse con días de hambre. Mi banquero no es uno cualquiera. Me recibe con especial agrado. Me habla del tiempo. Me sonríe. Incluso a menudo me sonríe dos veces. Y me ofrece el más cálido de los asientos. Pone ante mí el extracto de mi cuenta y me habla con especial entusiasmo de los últimos años. ¿Ves?, me dice con entusiasmo, las entradas en los últimos años han sido cientos, miles. Yo miro aquellos números y no tengo más remedio que darle la razón. Han sido unos buenos años. Luego, con uno de esos rotuladores que a mi me gustan especialmente, y él lo sabe, de esos con los que se subraya en color, rodea una cantidad de números. Este, me dice de nuevo con entusiasmo, este es el último año. Mira, mira el saldo. Si, he de convenir con él que ha sido un buen año. Y entonces, cuando ve mi cara de satisfacción se anima, como un niño con un juguete nuevo, y me lo desglosa. Como ves, me dice, no puede ser mejor. De enero a diciembre no sería justo decir que has hecho menos de ¿15? ¿20 amigos?, él no sabe mi concepto de “amigo”; pero entiendo lo que quiere decir y le doy la razón. Luego fíjate, fíjate bien la columna donde dice “profesionalidad”, has hecho tu trabajo, y lo has hecho bien. Vale, de acuerdo que ahora estás en paro, pero lo has hecho bien, lo dicen los números. Y si hacemos el análisis de proyección no cabe duda, no tardarás en estar de nuevo en activo y haciendo crecer la cuenta, salvo…. Y aquí se para un poco, duda, y prosigue con…. Bueno, salvo nada. Yo sé que si, que hay un salvo; pero para que entrar en una larga discusión con mi banquero que no llevaría a nada. Lo suyo son los números, no la filosofía, para filosofar ya tengo una terraza y sol (que por cierto debe de ser otro activo y en estos días está en alza). Y entonces, señalándole yo una columna que no me ha explicado todavía le digo ¿y esto? Bueno, me dice, no todo van a ser rendimientos. Esto son las pérdidas. Como ves cuatro o cinco cobardes, unos cuantos incompetentes, y cierta gente a la que le podías tener un respeto y se ha perdido por el tema de la inflación. No creo que sean números para sentirse mal. Esta vez tiene razón. No, no son pérdidas que no puedan ser asumidas. Incluso diría que son pérdidas que casi era necesario tener para sanear la cuenta y que siga dando sus réditos.
Me levanto, le doy la mano, me vuelve a sonreír, no ha dejado de sonreír, y salgo del “banco de la vida”. Si, es verdad, mi banquero no es el mejor, si lo fuese no hubiese dejado que el rendimiento de mi profesionalidad y mis amigos dieran como saldo a fin de año el paro; pero uno ya es muy viejo para cambiar de banco. Apenas a dos esquinas hay otro, una vez dudé (puede que incluso más de una vez). Los que veo entrar allí trabajan siempre, tienen buenas casas y buenos coches, se juntan entre ellos y hablan de proyectos increíbles donde el ego y el dinero dan unos intereses que son insospechados. Me acerqué y estuve a punto de empujar la puerta y entrar para preguntar que tendría que hacer para abrir una cuenta allí. Pero sabes qué, el banquero no sonreía, estaba tras una mesa donde cabrían diez banqueros como el mío, sus rotuladores eran de oro, y no sonreía, sus manos eran de oro, y no sonreía, y por los bordes de su caja fuerte se veía asomar el dinero que ya no cabe dentro…. y no sonreía. No, aunque sólo sea por seguir viendo sonreír día tras día a mi banquero no cambiaré de banco, soy demasiado viejo para hacerlo. Aunque si he de ser sincero no es tanto porque mi banquero no deje de sonreír, un día volví la cara mientras el me explicaba números, me vi reflejado en un espejo que tiene en una pared y…….yo sonreía.
 
 
Esto ya lo publiqué en "opiniones de alguien que debería estar callado" pero al releerlo me he dado cuenta que debía estar aquí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Sueño

Sueño