"Yo te contaré cada día un cuento, y tu me regalarás tu mirada"

martes, 25 de enero de 2011

Canción de cuna para un miedo

Y a veces la vida tiene estas cosas, nos olvida en cualquier recodo del camino, sentada en la vereda de un río, viendo fluir amaneceres y atardeceres que parecen no ser nuestros. La corriente arrastra gente, gritos, flores; a menudo cruzan barcas en las que podríamos subir pero algo nos lo impide. Otras veces el río se oscurece, parece que la corriente sólo arrastrara sombras, muertos que creemos reconocer y nos saludan desde lejos. Y tú sigues sentada, creyéndote olvidada de todo y de todos. Con la cabeza escondida entre las manos y esa extraña sensación de haber perdido sin haber jugado. Y entras en un suave sueño cálido.

Después, como parte del sueño o de la realidad, te parece oír una débil canción que viene de la otra orilla. Es una tonada que se repite una y otra vez, como un eco triste que adormece las copas de los árboles.

Tengo tiempo para un miedo,
Miedo boca y miedo pecho,
Tiempo que perder en lunas,
O en recorrer dos caderas.
Miedo madre que me lleva,
Que me acerca hasta la orilla
Donde duerme la mañana.
Tengo ansias para un miedo
Que me lleva de la mano,
Y me habla de este río,
De otra orilla, de otros miedos.

En la otra orilla, a lo lejos, distingues una sombra que canta sin cesar la tonada, sentado, reflejando su dolor en el agua. Te levantas, te acercas al río y dejas que tu mano toque el agua. En la otra orilla alguien levanta la cabeza y te mira. Su mano se acerca al agua y la toca. él siente tu dolor, le hace estremecerse, y tú sientes su miedo, te recorre como algo conocido. Y mientras os quedáis mirando con miedo, a los ojos, la corriente arrastra la duda de una orilla a otra.


Y ahora escucha esto...

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