"Yo te contaré cada día un cuento, y tu me regalarás tu mirada"

miércoles, 20 de abril de 2011

El dormidor


Comienzo a sentir el calor de sus mejillas enrojeciendo por momentos. Sus ojos luchan sin mucha convicción con los últimos sonidos mal cantados de Te recuerdo Amanda. La voz es extremadamente monótona y cascada, hay veces en que el propio dormidor está a punto de sucumbir a su monotonía. Pero él mira la paz que emana, recostada contra la almohada, y murmura algo contra los cientos de personas que aguardan como una jauría. Él recuerda el sol de mayo filtrándose por la cortina de su habitación, y se niega a que pueda desaparecer un día. La respiración comienza a ser rítmica y pausada. Esto es la paz, piensa él mirando el rostro recostado contra la sabana. Esto es la paz y aquí es donde habita gran parte de lo que he perdido. Quiere ver el reflejo en las mejillas enrojecidas de algún muchacho rubio recostado contra la yerba en no sabe bien que año de la década de los setenta. Y deja resbalar una lágrima por su mejilla. Quiere entrar en el sueño de su hija y buscar allí un pequeño rincón donde dormirse él en algún otro sueño. Pero los demás no quieren, se le agarran de los pies, se aferran a sus caderas, y lo arrastran y lo empujan contra la vida. Y él llora, llora y mira por la ventana los tejados dormidos de su pueblo. El sólo quiere un día, una noche en que poder dormir el sueño de los niños.

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Sueño

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