"Yo te contaré cada día un cuento, y tu me regalarás tu mirada"

jueves, 7 de abril de 2011

Señales desde otros mundos

Señales desde otros mundos

A veces me siento como aquellos científicos que lanzaron sus primeras señales al espacio en espera que, algún día, vida de otros mundos las recibieran y contestaran. Cada día (salvo un corto paréntesis), desde hace unos tres meses, cuelgo mi cuento diario. Sé que estáis ahí. Veo en mis estadísticas las entradas desde España y desde casi todos los pasases de América (y alguna que otra sorprendente desde exóticos países); pero no hay respuesta. Lanzo de nuevo la señal, una señal que a menudo coincide con la salida del sol. La dejo colgada de la telaraña de la red, en espera. Cada día, desde hace más o menos tres meses, veinte o treinta de vosotros, llegáis hasta ella me regaláis la mirada… y el silencio.
Me asombran vuestras visitas. No porque crea que los cuentos son malos, eso no soy yo quien debe juzgarlo, y mejor así; sino porque a donde llegáis no hay nada más. No hay juegos, ni regalos (salvo que la lectura de un cuento sea un regalo), siquiera el diseño es atractivamente innovador; apenas un cuento cada día, y vosotros ante él.
No quiero grandes comentarios, siquiera quiero comentarios; pero necesito saber que no es un engaño del intrincado mundo de Internet. Necesito saber que cada mirada corresponde a unos ojos, a un cuerpo, a un alma. No necesito saber vuestro nombre, ni vuestro sexo, ni vuestra edad, me bastará con saber que al otro lado, justo al otro lado de cada cuento, hay realmente una o un lector que se llegó hasta él y se tomó la molestia de darle su tiempo.
Por eso voy a aprovechar este escrito para confirmarlo.
Hoy si seréis vosotros y vosotras quienes escribiréis algo. Hoy hay que responder a una pregunta, aunque sólo sea porque así sabre que hay vida al otro lado de cada cuento. Hoy, en el espacio dedicado al comentario de este escrito, me gustaría encontrar vuestra respuesta a…. ¿sigo colgando cada día un cuento?
Ya os lo dije, no necesito nombres, aunque eso me haría sentir más cerca de vosotros, no necesito edad, aunque eso también me hablaría de vosotros. Necesito apenas unas palabras, para saber que no escribo en el espacio, y que hay vida justo frente a mis cuentos. Apenas unas palabras como respuesta a las miles que ya dejé yo en este espacio infinito.
Esperaré, como antes esperaron ellos. Miraré al cielo, como ellos miraron. Hasta que llegue una señal. Una señal que haga que escriba cada cuento para ti. Que sienta que no cuento historias que se pierden en una maraña de redes y satélites. Esperaré. Te esperaré.

La señal simplemente dará vida a un cuento más. Seguiré esperando.

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